El 8 de diciembre de 1980 Mark David Chapman descerrajó cinco tiros a quemarropa sobre John Lennon. Eran las once de la noche de una fría noche neoyorquina. Hoy se recuerda su desaparición hace ya veinticinco años.
Aunque pocos- o ninguno- lo han hecho, yo si lo haré. Tal día como hoy de 1994 moría, también en Nueva York, Antonio Carlos Jobim, una figura-para el que aquí escribe- mas interesante que Lennon. Nació en 1927 en Río y en los años 50 y 60 transformó la música. Inventó algo tan sofisticado como la Bossa Nova, un estilo para paladares exquisitos y que encajaba en la banda sonora de aquellos que siempre hemos buscado el lado menos sórdido de la vida.
El 6 de diciembre Jobim era operado de un cancer de vejiga en el Centro Medico Monte Sinaí. Dos días después, en plena convalecencia, tuvo una parada cardiaca. A las dos horas, y cuando parecía que podía recuperarse, una embolia pulmonar acabó con su vida.
Uno de los mejores discos de la historia es el que grabó junto a Sinatra en 1967 titulado sencíllamente: "Francis Albert Sinatra & Antonio Carlos Jobim".
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