Corría el año 1963 y delante de mi televisor General Electric en blanco y negro, me dispuse a disfrutar del festival de Eurovisión, tiempos en los cuales este acontecimiento tenía verdadera relevancia. El locutor anunció la participación del Principado de Mónaco. Súbitamente mi televisor de valvulas adquirió un indescriptible brillo y color. Ante mi aparecía la criatura más encantadora del mundo. Françoise Hardy interpretaba la canción: "L'amour s'en va". 19 años llenos de inocencia alegraron los tres minutos más grandiosos que he visto por la pequeña pantalla.
1 comment:
querido Harry-o. Tienes más razón que un santo. No se que pasaría hoy día con los televisores de plasma si apareciera esta criatura (con el esplendor de antaño). Plasma por todas partes. Y mi plasma sanguíneo circulando a 2000 revoluciones.
Cualquier tiempo pasado fue mejor.
Gracias. Saludos.
Post a Comment